¿QUÉ ES LA ESPIRITUALIDAD?
Su importancia en el ser humano y cómo practicarla.
¿Quieres adentrarte en la profundidad del “ser” e intentar responder las incógnitas de la condición que nos hace humanos? Te ayudaré a entender el significado de la espiritualidad, por qué es tan importante en contraste con el mundo material y cómo aplicarla en tu vida y sentirte lleno de riqueza interior.
¿Qué entendemos por espiritualidad?
La espiritualidad en el ser humano es un término filosófico que se define como la condición del espíritu. Deriva del griego “spiritus” que significa <respiro>, por lo que, etimológicamente, espiritualidad es la cualidad del espíritu, la esencia inmaterial con la que nacemos.
Muchos escépticos podrán confundir su significado con la religión, pero ser espiritual no tiene nada que ver con acatar las órdenes de un dios. En todo caso, el dios eres tú, ya que tú eres el creador de tu felicidad.
¿Por qué la espiritualidad es tan importante en el ser humano?
Eckhart Tolle, guía espiritual y escritor alemán, más conocido por su libro “El poder del Ahora” y tantos otros, define al ser humano como “un ser viviendo una experiencia humana”. Somos parte de un inmenso conjunto de seres de la naturaleza, pero a su vez, tenemos la habilidad de trascenderla de lo material a lo extra físico o espiritual en dimensiones que van de la mente, al cuerpo y el alma. Su notoriedad es que su alma, su dimensión espiritual, nunca muere, es eterna.
La única razón por la que existe el mundo material es para que el ser humano se desarrolle completamente, que le sirva como terreno de aprendizaje espiritual. Así como existe el gimnasio para desarrollar músculos del cuerpo, estamos aquí en la dimensión terrenal para usarlo como si fuera un gimnasio para entrenar el espíritu.
¿Qué es ser espiritual en este mundo material?
La espiritualidad es la búsqueda interior de tu verdad divina, tu esencia. Por eso no tiene parámetros de consigna. No es necesario seguir reglas o imponernos rutinas estrictas. Las formas las creamos nosotros, de acuerdo a lo que sentimos como bienestar.
Ser espiritual no significa que no puedas ver tu serie favorita en Netflix como tampoco va en contra de ir a comer a un restaurante lujoso. Consumir contenido digital o tomar un vaso de vino no te hace un falso profeta, por así decirlo. Con tal de que uno tenga consciencia de lo que hace, de sus decisiones, y tome responsabilidad sobre ellas, no hay por qué condenarse al ostracismo. No necesitamos vivir en extremos sino en un punto medio entre aquí y allá, así traemos lo mejor de ambos mundos a nuestro reino espiritual.
¿Pero cómo puedo ser más espiritual cuando trabajo todo el día, tengo dos hijos y apenas tengo tiempo para mí?
Como principio, la espiritualidad es un camino de transformación interior, no un destino final. Todo es cuestión de establecer cuáles son tus prioridades. Siempre nos podemos tomar el tiempo para hacer aquello que nos hace sentir bien, y no importa si son dos horas o diez minutos por día. Lo importante es tomar la decisión consciente de que ese espacio de tiempo va a ser exclusivamente designado para ese fin espiritual. Sea meditando por cinco minutos sentado en el borde de la bañera, respirando conscientemente en pleno viaje en colectivo hacia tu casa, haciendo yoga en tu jardín o contemplando pacíficamente las hojas danzando con el viento, así como lo es el caminar al mercado y decidir sentir cada paso que das consciente de la movilidad de tus músculos, de la flexibilidad de tus dedos al apoyarse sobre el piso, de la fuerza de impulso de tu planta del pie. Podés crear muchas formas de implementar tu espiritualidad a tu vida cotidiana. No importa el tiempo que le otorgues sino la calidad de tu intención.
Vivimos en un plano tridimensional y material del que no nos podemos desligar completamente y en el que nos vemos forzados a ir a trabajar y proveernos de dinero para nosotros o para cuidar a nuestra familia. Además de que estamos constantemente sobre-estimulados con mensajes de consumismo a través de la publicidad, la internet y la televisión. A veces resulta difícil validar nuestro despertar espiritual cuando tenemos tantos condicionamientos externos. Pero no es imposible.
Lo primero que debemos entender es que ya nacemos con un espíritu, por ende, ya "somos" seres espirituales. A veces no es necesario forzar nada, sino dejarse fluir de la forma más consciente posible, observando con tu interior en lugar de tus ojos.
Quizás sea bueno ver la espiritualidad como un modo de vida o un estilo de vida, como un medio de desarrollo humano en lugar de algo místico y difícil de obtener, ya que su valor se basa en el bienestar integral.
Todos buscamos alguna forma de validación externa, una respuesta para saber si estamos equivocados o no. La realidad es que no necesitamos a nadie más que a nosotros mismos para encontrar nuestra verdad. Si sentimos regocijo y felicidad en lo que hacemos ya estamos en el camino correcto.
"Estamos exactamente donde debemos estar en este preciso momento".
¿Tienes culpa cuando sientes que perdiste el hábito de hacer lo que te hace bien?
Muchas veces cuando sentimos que no estamos haciendo lo suficiente o paralizados con la energía atascada ante una situación es porque perdimos el equilibrio, perdimos la atención plena en lo que estábamos haciendo. Es porque no has soltado el piloto automático de tu vida. Soltar el piloto automático es conducirse con fluidez y espontaneidad. Todo lo que resistas resiste. Todo de lo que te aferras se consume por sí mismo.
Al aflojar las resistencias y liberarse de las ataduras mentales se activará nuevamente tu habilidad de atención a través de la respiración consciente.
Cuando te des cuenta de que algo no está bien, implementa la respiración profunda y consciente, concentrándote en conducir el oxígeno del aire para volver a tu alineación interior. Con darse cuenta basta para poder salir de tu mente y volver al cuerpo para luego ascender a un nivel superior que es tu espiritualidad. El cambio en tu interior también modificara tu capa exterior y tu belleza se translucirá.
Ejemplos de cómo practicar la espiritualidad.
El sentir la espiritualidad se da como una expansión de tu interioridad; así como se expande el universo, también tú lo haces cada vez que eres un creador consciente de tu vida.
La atención plena es una de las mejores formas de comenzar. Es un factor esencial en la espiritualidad, porque nos hace despertar del letargo de la inercia cotidiana para adentrarnos en la aventura que es el Aquí y Ahora del momento presente. El presente es la única respuesta a todo. Sentirlo plenamente con todos los sentidos es vivir con sabiduría.
La respiración consciente también es una de las formas más básicas de práctica espiritual. Se le llama “consciente” porque este término representa la vigilia, la reflexión individual y el auto-conocimiento. Su enfoque se centra exclusivamente en la forma en que respiramos. Respirar y sentir el fluir del aire entrando y saliendo de tus pulmones es la técnica más pura y simple para alcanzar la atención plena y canalizarla en todas tus acciones. No es cliché, es la verdadera esencia de la vida. La respiración profunda nos permite pasar de un estado de “inconsciencia” a un estado de “consciencia”.
Mientras más desarrolles estas prácticas más recursos vas a recibir de la vida para utilizarlos como herramientas que incrementen aún más tu potencial espiritual. Te llevarán del despertar al asombro y la curiosidad de todo lo que te rodea.
Estamos en este mundo pero no somos de este mundo. Somos un espíritu, un alma, habitando este cuerpo humano. Somos más que esto. Simplemente, somos.
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¿Cuáles son tus formas de ejercer la espiritualidad?
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